Los vubilleros se tomaron muy en serio preparar su disfraz para el concurso que cada año congrega a más participantes. Así que echando la imaginación a volar, crearon personajes y temáticas de lo más variopinto: un dragón chino, muñecos, el tren de la bruja, un mercadillo y un sinfín de ideas con una gran puesta en escena.
El público disfrutó de un gran espectáculo que tuvo grandes dosis de humor, recreando eventos polémicos de la actualidad o las propias anécdotas del día a día. El jurado lo tuvo difícil para elegir a los premiados ya que el nivel era alto, pero aún así hizo un esfuerzo para otorgar los galardones. De esta forma, el concurso de disfraces volvió a ser un año más un éxito de asistencia y alegría, de creatividad y mucha magia.