El Ayuntamiento de Villalbilla en colaboración con la empresa Centro de Cetrería Campeza, ha puesto en marcha este año 2020 un programa para el control biológico de las dos especies más comunes de orugas que podemos encontrar en nuestro municipio y que tantas molestias provocan a nuestros vecinos, sobre todo por las alergias que causan y las posibles complicaciones que pueden ocasionar en niños, adultos y en mascotas.
Una es la procesionaria de suelo como se la conoce comúnmente y la otra la procesionaria del pino. La primera de ellas, Thaumetopoea herculeana, es una oruga fácil de encontrar en praderas, dehesas y zonas ajardinadas, donde encuentra las plantas que son la base de su alimentación como el alfilerillo de pastor (Erodium cicutarium) y otras plantas del género Helianthemun.
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), es una oruga asociada a las zonas arboladas, utiliza los pinos y cedros para construir sus nidos y alimentarse de sus acículas.
Se trata de especies autóctonas que no se deben erradicar puesto que tienen una función muy importante en nuestro ecosistema, pero en algunos puntos de la Península Ibérica está extendiéndose de manera preocupante debido a que los inviernos son cada vez más suaves y con menos heladas intensas lo que hace que sea necesario realizar controles poblacionales sobre la misma.
Actualmente existen varios sistemas para combatir las plagas de las orugas pero desde el Ayuntamiento de Villalbilla, estamos a favor del empleo de métodos naturales que no dañen el medio ambiente ni la salud de personas y/o animales. Por ello hemos puesto en marcha un proyecto para fomentar la presencia de aves insectívoras que son sus depredadores naturales.
El empleo de métodos biológicos ofrece una serie de ventajas sobre los métodos químicos convencionales, entre los que cabe destacar, que no contaminan el suelo ni el entorno, no tiene efectos nocivos sobre personas y animales y permiten mantener la diversidad de fauna y flora.
El proyecto consiste en instalar un total de 30 cajas nido repartidas en las zonas más afectadas del municipio, la mitad de ellas diseñadas para carboneros y la otra mitad para herrerillos, ambas especies autóctonas y que de forma natural depredan sobre estas orugas.
Las aves insectívoras están protegidas por la ley de manera que con la instalación de las cajas nido, además de ayudar a controlar la plaga estamos fomentando la conservación y protección de nuestra avifauna.
Las cajas nido, están todas ellas numeradas y marcadas para poder hacer un seguimiento posterior, en el cual el equipo de biólogos y naturalistas de la empresa encargada de su instalación controlarán las puestas y el marcaje de los pollos en su caso para su control y seguimiento garantizando así el bienestar de las aves y la eficacia del sistema.