Cuando decidimos adoptar un perro, se adquiere también una responsabilidad que llega a su máxima expresión si hablamos de espacios públicos. Uno de los problemas recurrentes en las calles o parques es la presencia de excrementos de perro. Este problema no solo afecta a la limpieza y estética del entorno urbano, sino que también tiene implicaciones para la salud pública y la convivencia ciudadana. Por eso, son contundentes las medidas y sanciones para reforzar el bienestar ciudadano.
Un problema de salud y convivencia
Los excrementos de perro en las calles no solo generan una imagen negativa del municipio, sino que también pueden ser focos de infecciones y enfermedades. Las heces caninas pueden contener parásitos y bacterias que, si no se recogen y eliminan adecuadamente, pueden transmitir enfermedades tanto a otros animales como a las personas, especialmente a los niños que juegan en parques y jardines. Además, la presencia de excrementos en aceras, parques y áreas verdes afecta a la calidad de vida de los vecinos y dificulta la convivencia en espacios compartidos, lo que se convierte en una fuente de conflicto y malestar.
Sanciones como medida disuasoria
En respuesta a este problema, la ordenanza municipal reguladora para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana de Villalbilla establece en su artículo 35 las normas de conducta referidas a “animales en zonas urbanas y vías públicas” sobre la obligación de depositar en las papeleras los excrementos de los perros en su correspondiente bolsa. Su incumplimiento es constitutivo de infracción leve, sancionable con hasta 750 euros, considerándose grave la comisión de más de una infracción leve en el plazo de 3 años con una sanción de hasta 1500 euros.
Iniciativas complementarias
Para fomentar conductas responsables hay instalados dispensadores de bolsas por todo el municipio para recoger excrementos en zonas clave, como calles, parques y áreas de paseo, facilitando a los dueños de perros el cumplimiento de sus obligaciones.
La gestión de los excrementos de perro es una cuestión de responsabilidad cívica y respeto por los demás. Al cumplir con estas obligaciones, no solo se contribuye al bienestar general, sino que también se refuerza la buena convivencia en el municipio. Mantener la limpieza de Villalbilla es responsabilidad de todos.
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