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LA PRADERA NATURAL

Se proponen dos zonas de praderas naturales que conformen un ecosistema en sí mismo constituido por especies silvestres autóctonas, fundamentalmente especies con flor y gramíneas, imitando la apariencia natural de un prado florido. 

 

Las especies que encontramos en una pradera natural son plantas perennes de larga vida, adaptadas a las condiciones del propio terreno y a su climatología, pudiéndose instalar tanto en espacios abiertos naturales como urbanos, en este último caso, sustituyendo al césped tradicional que requiere un mayor mantenimiento.

 

Las praderas naturales suponen un gran recurso para parques y jardines, pues al integrar diferentes especies autóctonas adaptadas a la climatología requieren un mantenimiento inferior al del césped. Además, representan ecosistemas de mayor biodiversidad, atrayendo a diferentes especies de invertebrados.

 

Se han elegido especies de fácil implantación, de muy bajo mantenimiento y de gran colorido. Muy adecuada para restauraciones de zonas alteradas, así como para la creación de espacios naturalizados en zonas urbanas y periurbanas. La mezcla de especies podrá estar compuesta de un 70% gramíneas y un 30% de flores silvestres con las siguientes especies, entre otras: Antirrhinum graniticum – Briza maxima – Dactylis glomerta subsp. hispanica – Digitalis thapsi – Festuca arundinacea – Leucanthemum vulgare – Lupinus hispanicus – Matricaria chamomilla – Papaver rhoeas – Plantago lanceolata – Psoralea bituminosa – Salvia verbenaca – Sanguisorba minor – Sedum sediforme – Trifolium subterraneum – Vicia sativa

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