Ser madres y padres es una tarea fundamental y compleja. Las competencias y habilidades para la crianza y educación de nuestros hijos e hijas se pueden aprender y mejorar.
La disciplina positiva es un modelo educativo que se basa en el respeto mutuo, la comunicación efectiva y el establecimiento de límites claros, sin autoritarismo ni permisividad, y que pretende fomentar el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y cognitivas en los niños y niñas, promoviendo su autonomía y autoestima.
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